OSWALDO TRUJILLO

¿Y LA REHABILITACION?

rehabilitación social ecuador

Todos los abogados penalistas de Quito, el Ecuador y el mundo sabemos que la prisión es la más grave de las sanciones que un Estado puede imponer a una persona. Así mismo, la prisión preventiva es la medida cautelar de ultima ratio por excelencia y como tal debe ser utilizada a cuenta gotas en casos en los que no exista otra alternativa para asegurar la presencia del procesado al juicio.


El Estado, en consecuencia, priva de su libertad al delincuente para el cumplimiento de su sentencia y lo recluye en un centro de rehabilitación social a cargo del propio Estado. La Constitución y las leyes nos dicen que en este centro el sentenciado recibirá estímulos multidisciplinarios tendientes a rehabilitarlo, para que, al término de su condena, se reinserte a la sociedad y aproveche las herramientas de preparación educativa y terapéutica que le ha brindado el Estado durante su reclusión.


Los textos dicen que el delincuente rehabilitado que emerge de prisión con un título bajo su brazo y con ansias de convertirse en un valor positivo en la sociedad es recibido como un ciudadano rehabilitado y que merece una oportunidad para volver a empezar.


No solo los abogados penalistas del Ecuador lo saben. Toda la sociedad en su conjunto conoce que lo antedicho es letra muerta. Una triste utopía.


La realidad es materia de pesadilla. Las cárceles las controlan los presosEl Estado tiene una minúscula, casi inexistente presencia en su interior. Las condiciones de hacinamiento son terribles. Instalaciones carcelarias salubres.  Alimentación del peor nivel, salud nula, dignidad inexistente y rehabilitación a cuentagotas.

 

Si el sentenciado tiene la sagacidad de mantenerse vivo durante su encierro y purgar su condena, la sociedad que lo espera no lo recibirá con los brazos abiertos cual hijo pródigo. Por el contrario, le cerrará toda puerta y ventana que pueda. El rehabilitado no conseguirá trabajo digno ni una habitación decente para posar la cabeza.


¿Qué pasa con nuestras cárceles? ¿por que reverberan de muertos ahora? ¿Qué se esconde detrás de todo?


Las cárceles están como están ahora por culpa de decisiones claras y opacas tomadas en el pasado, es cierto. ¿Decisiones como cuáles? Como construir mega cárceles sin tener personal suficiente para que las resguarde. Como comprar elementos de seguridad de calidad barata. Como desmontar el Ministerio de Justicia y reducir el rol del Estado en administración carcelaria a una diminuta institución de segundo orden como lo es el SNAI. Como llenar las cárceles de “el que es y el que no” sin racionalizar el uso de la prisión preventiva. Como demorar la aplicación de medidas de prelibertad en los casos que la ley dispone. ¿Sigo? Estos son solo unos elementos de una larga lista de culpabilidades y omisiones que han llevado al sistema carcelario a dejar de ser un castigo que otorga una posibilidad de rehabilitación a una pesadilla de la cual salir vivo es premio suficiente.

 

Entonces,  ¿Qué puede hacer el Estado hoy?

 

Primero, dejar de ver el retrovisor para señalar culpables. Después, estaría bueno rescatar lo que funcionó y se desbancó. Podría re institucionalizar el sistema de atención a privados de libertad a través de un Ministerio de Justicia. Puede construir urgentemente nuevos centros de tamaño medio y con tecnología que funcione. Puede contratar guías penitenciarios capacitados. Puede reubicar a cabecillas de bandas y hacer requisas exhaustivas; puede hacer muchas cosas, no solamente mirar al retrovisor.


El Estado debe, urgentemente solucionar la violencia que recorre furiosa no solo los pabellones de las cárceles, sino las calles del país. La cárcel es un espejo de la sociedad y si como sociedad ecuatoriana nos miramos en este espejo, no nos gustará nuestro reflejo.


Es imprescindible que el Estado corrija y atienda a la población carcelaria. Es imprescindible que la sociedad en su conjunto se involucre en esta batalla. Hay que entender que el sistema penal no es infalible, existen errores, omisiones e incluso malas intenciones que permiten que un inocente entre a la cárcel. Un ciudadano con una medida de prisión preventiva no es un reo sentenciado, le reviste aun una posibilidad de inocencia. Existen presos de baja peligrosidad, presos con enfermedades catastróficas, con capacidades especiales o enfermedades terminales, mujeres embarazadas y lactantes, de la tercera edad.   ¿por qué deben ellos jugarse la vida día a día en un sistema de pesadilla? ¿Les estamos rehabilitando o castigando? ¿Nuestra idea de una cárcel es la de un gulag de muerte y tortura? ¿es revancha o rehabilitación lo que se busca? Sincerémonos.

 

Y, por ultimo, ¿si en la cárcel solo estuvieran los verdaderamente culpables, los líderes de bandas, los asesinos, los violadores, secuestradores y extorsionadores, eso nos da el derecho a tratarlos en las condiciones en las que los mantenemos? La respuesta es no. La sociedad ecuatoriana no puede permanecer impávida ni por el miedo ni por el odio, hay que exigir al Gobierno tomar el toro por los cuernos y hacer algo de lo que puede hacer para solucionar el problema carcelario, porque con solo señalar culpables no se solucionan las muertes que vendrán mañana, o pasado mañana…

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